En 2015 me hablaron de unos talleres en los que las personas hablaban y compartían sus problemas y como me considero una persona atrevida, por supuesto, me lancé a probar. Una vez allí, poco a poco empecé a darme cuenta de lo reprimida que estaba, cuánto dolor había dentro de mí del que ni siquiera era consciente y cuánto me escondía, incluso de mí misma. Aquí fue donde empezó el camino de mi desarrollo personal.

Durante el proceso pude conocerme realmente y descubrir cosas que no sabía que eran parte de mí, y mi vida comenzó a cambiar por completo. Una de las mejoras que  para mí ha sido de las más importantes, es en las relaciones familiares y en pareja. A medida que fui avanzado en mi desarrollo personal, pude ir liberándome de patrones y creencias adquiridas de mis padres, aprendiendo a poner límites y darme a respetar en mi familia desde una comunicación correcta y honesta, así como saber reconocer y agradecer el amor recibido de ésta, que hasta entonces, para mí, ni siquiera había existido. Por consecuencia, en mi relación de pareja la comunicación y la convivencia comenzaron a ser otras, y desde entonces, se ha ido afianzando y equilibrando en armonía.

Tras esta experiencia en la que descubrí lo que implica conocerse realmente, soltar cargas emocionales, creencias,  patrones y, en la que aprendí la importancia de comunicarme de una forma correcta y honesta conmigo misma y con los demás, sentí el deseo de transmitir y compartir todo esto ayudando a otras personas a crecer y descubrirse a sí mismas.

Este deseo me llevó a formarme profesionalmente en respiración consiente y terapia sistémica familiar con Nuria Embid y Daniel Suñer.